martes, 8 de diciembre de 2015

miércoles, 2 de diciembre de 2015

7 am

- Quédate a dormir ¿no?

Sentada en el borde de la cama, deja las medias a medio desenrollar, se gira sonriendo con suficiencia y niega con la cabeza. El algodón reanuda la ascensión por sus muslos.

Me tapo un poco más con el edredón, me ha dado un escalofrío.

martes, 17 de noviembre de 2015

En apnea

Diez segundos.

No me muevo. Sigo boca arriba, la nuca apoyada en el corcho para mantenerme a flote, los ojos cerrados. Hago carpas, ni un solo hueco en el pulmón, quiero aire, más aire. Sólo aire. No quiero, no preciso nada más. Lo que es invisible y está por todas partes es lo único que necesito. Todo lo demás es prescindible.

martes, 10 de noviembre de 2015

Lista de reproducción en modo aleatorio

- Oye, canija.

Ella sigue regando el ficus, mientras mueve los pies intentando seguir I follow rivers y tararea el estribillo.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Piedras en el camino

- Hostia, me la he dejado en el coche.
- Bueno... hubiera molado, pero no pasa nada.
- No, no... Espérame aquí y ahora vengo.
- Que no hace falta, bobo.
- No tardo nada.

Y echo a correr, desandando un buen trecho de camino. La puta cámara.

No pensaba que hubiéramos caminado tanto. Si lo sé, le digo que retrate con la memoria. Que no hace falta, bobo.

jueves, 29 de octubre de 2015

Dialéctica inútil

- No le digas nada. Es una niña.
- Por eso mismo. Porque es una niña, sé qué decirle. La experiencia es un grado.
- Pero que tiene novio. Tiene diez años menos que tú.
- Tiene, tiene… Lo que tiene es una boca que es zona de conflicto. Tiene un pelo que es como un vertido de miel sobre la nieve de su espalda. Y, fíjate, ahí lo tienes, otra vez, me clava la pupila como implorando ayuda. Ayuda para reír y gritar. Y cuando habla conmigo me mira a los labios, no a los ojos. Y sonríe borracha de alcohol y morbo.

domingo, 2 de agosto de 2015

El escondite inglés

No quedamos, como con tanta otra gente, en vernos por ahí. No. Quedamos en mirarnos, como ya es tradición, verano tras verano, verbena tras verbena, ron tras ron. Tú allí con tus amigos, yo allá con los míos, cada uno a su baile, a su risa, a su charla etílica y a sus futuros cercanos, porque de noche, en verano, el futuro sólo es a corto plazo. Y así van pasando los años entre nuestras pupilas que sin buscarse ya se encuentran y cuando se encuentran, se sonríen, porque saben, aunque no se haya dicho nada, no hace falta. Y en ese juego ni ganamos ni perdemos, no avanzamos siquiera, nos mantenemos en esa misma fase de flirteo mudo a la que ya nos hemos acostumbrado. En la que nos relamemos, como si fuera un sorbete en un menú de boda, colocado entre platos fuertes para aligerar. Aunque no lleguemos al postre, el dulce se mantiene en la lengua, motivando las neuronas y haciéndonos imaginar qué pasaría si un día, mañana, nos dijéramos en vez de mirarnos. En todo banquete hay una tarta que espera, encerrando los sabores que tú quieras. Las pepitas de chocolate las ponemos nosotros cada vez que nos sonreímos separados unos metros mientras bailamos rumba mal tocada.

lunes, 27 de julio de 2015

Camisas, camisetas y otras prendas

Si en la primera tienda en la que entre hay una camisa que me gusta, haré lo posible por hacerme con ella. No esperaré a ver si en la siguiente tienda, o en la siguiente, o en la siguiente, hay una prenda que me quede mejor, que me embelese más, que sea más de mi estilo. No es porque no me guste irme de compras o porque confíe excesivamente en mis instintos. Es sólo que si pronto veo algo que atrae, para qué esperar a ver si hay algo mejor a la vuelta de la esquina. No es una cuestión de pájaro en mano, etcétera, sino que, sabiendo que en algún lugar del mundo habrá siempre una camisa que me obnubile aún más, no le veo el sentido a desechar oportunidades sólo porque puede que más adelante me tropezaré con ropa que pareciera hecha para mí. Si me tengo que tropezar con ella, me tropezaré, pero no encuentro la lógica a aguardar algo que tal vez no llegue, pues puede que esa camisa sea la que mejor me puede abrigar. Hagamos armario con el que sentirme a gusto. Lo que no quiero es vestirme por vestirme.

miércoles, 8 de julio de 2015

Torneos de verano

Si nos mirábamos cuando no nos conocíamos, ¿por qué ahora, que hago por descubrirte, economizas el lenguaje y te haces maestra de los monosílabos? Tal vez sea mi irrefrenable ansia de felicidad, pero yo habría jurado que cuando no sabías mi nombre, tus pupilas reaccionaban a la llamada de las mías y mantenían conversaciones indescifrables, se prometían risas y juegos, cimentaban encuentros futuros y quién sabe qué.

miércoles, 17 de junio de 2015

Mándame un privado

Julio Teruel @julio_teruel
Vendo entrada para el @festbeach15, que no voy a poder ir. Interesados, mandadme DM y negociamos ;)

Lucía Lu @lucilu28
@julio_teruel Hola! Yo estoy interesadísima! :)

@lucilu28 Pues entras a la puja, que ya hay varios festivaleros al acecho ;) Mándame DM y te cuento.
@julio_teruel Estoooo… mmm… me tienes que seguir para que pueda mandarte privado. Que yo quiero iiiiiiir
@lucilu28 Ups, un lápsus. Te sigo, te sigo. Pasa, pasa ;)

viernes, 12 de junio de 2015

Hasta que despiertas

Hoy he soñado que me escribías para pedirme que volviéramos a intentarlo. Yo leía y releía, contento y asombrado como cuando llegaba a casa y me esperabas con vino y vestida con una sonrisa y ligueros. En mi respuesta, me hacía el remolón, planteaba la conveniencia de la propuesta, si no sería un error, si tal vez deberíamos sopesarlo más, no dejarnos llevar.

martes, 9 de junio de 2015

Cuando llegan las moscas

Ahora que es verano, ahí estáis, todas las mañanas, repantigados en la playa. Os veo dejar pasar el tiempo, como si no valiera, os veo apresar horas de luz, os veo semidesnudos en arenas que olvidáis en invierno, os veo besaros, no hablaros, jugando, durmiendo, bañándoos. Os veo y para vosotros no existo, yo, que domino estas aguas a las que vosotros venís cuando las ciudades no tienen ya nada más que ofreceros. Soy un extraño, soy sólo lo que mancha vuestro paisaje, un paisaje que describís en idiomas que yo ya no entiendo. Si pudierais, me apartaríais con la mano, como a las moscas que, como vosotros, siempre vuelven en verano.

sábado, 6 de junio de 2015

Hacerte el muerto

Tumbado boca arriba, a merced de la corriente, meciéndote a cada atisbo de ola, con los ojos cerrados, para que todo sea rojo como las brasas, lo único que puedes hacer es pensar. Eliges lo que pensar, mientras tus manos acarician el agua y tu espalda te mantiene a flote. Y piensas, eliges pensar, en ella, claro, en dónde estará, en qué hará ahora que tú no le puedes hacer nada. Te preguntas si estará en un mar parecido haciendo lo mismo, con los dedos de los pies y los pezones apuntando al cielo. Eliges pensar que te está pensando también, que su agua estará cálida como la que ahora es tu colchón, en que en la playa no le espera nadie, como a ti. La boca te sabe a sal, el agua te encharca los oídos y el sol llena de ascuas tus párpados, y ella nubla tu cabeza, porque así lo eliges. Haces por recordar cuando vinisteis a esta misma playa juntos, cuando hacíais viajes llenos de improvisación y follabais en el agua donde aún hacíais pie, y jugabais en la orilla a ver quién llevaba a caballito a quién hasta el agua, si tú con sus tetas amasando tu espalda, si ella con tu polla frotando su coxis y las risas tapando el ruido de las olas que os invitaban a vivir la eternidad. Nunca fuisteis de jugar a las palas ni de clavar sombrillas. Bebíais vino en copas caras y fumabais marihuana en casas alquiladas que nunca decoraríais así.

domingo, 31 de mayo de 2015

Como intruso

Llega con su silla plegable y antes de afianzarla en la arena me dedica una ligera inclinación de cabeza, reconociendo mi presencia y mi mirada. Al minuto y medio está en el agua. Es un tipo canoso y robusto, de unos 50, y actúa como si esto fuera rutina. Dura poco en el mar y se queda de pie, goteando, mirando nada, mirando al frente, mirándolo todo.

Una chica de bañador de colores imposibles pasa a nuestro lado, bordeando el mar, sin hacerle caso, demasiado concentrada en una conversación telefónica que dura una eternidad, pues se ha recorrido la playa cuatro veces desde que estoy yo espiando. Hable con quien hable, es más importante que el mar, que le acaricia incansable los tobillos y no consigue distraerla, como si el mar fuera rutina.

viernes, 29 de mayo de 2015

Castillos de arena

Papá dice que no hay que mirar fijo a la gente, que es de mala educación. Yo a veces no lo puedo evitar y miro sin pestañear y sin acordarme de que estoy siendo maleducado. Y no lo hago para molestar ni nada. Miro lo que me llama la atención porque... eso, allá que va mi atención, respondiendo a la llamada, que digo yo que es normal. Llaman y tú, pues contestas. Así que miro. Pero es de mala educación.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Agua y sal

Volverla a ver desnuda no le llevó atrás en el tiempo, cuando la veía desnuda todos los días. En realidad, era como enfrentarse a su cuerpo por primera vez. Habían pasado tantos años que el cuerpo que recreaba cuando la pensaba podría ser cualquiera, el de cualquier mujer de fisonomía parecida. Se fijó en sus tobillos mientras caminaba hacia el mar, en sus gemelos tensándose por el frío del agua, en sus muslos temblando, en sus nalgas tersándose, en su cintura inmóvil, en su espalda encogiéndose, en sus brazos agitándose, en su pelo tan negro como siempre, eso sí permanecía en su memoria sin lugar a dudas. No volverían a follar, pero se veían desnudos como si fueran familia, como si la relación caducada les hubiera otorgado otro estatus. Como si él estuviera de acuerdo con eso.

martes, 19 de mayo de 2015

Miradme - colaboración con Juan Ude, fotógrafo, para DSLR Magazine

Si os incomoda mi imagen, mi presencia, mi cuerpo, sois vosotros los que debéis cambiar la forma de mirar. Sois vosotros y vuestros prejuicios los que me desvisten y me convierten en objeto de censura. Sois voyeurs porque no sabéis ser espectadores. Aprended, y entonces... miradme.

Pinchad aquí si queréis disfrutar de esta colaboración con Juan Ude para DSLR Magazine.

viernes, 8 de mayo de 2015

Un beso en el espejo

Cierra la puerta. Cierra las ventanas. Cierra las piernas. Cierra los ojos. Así no te duele. No te duele el alma, ni la cabeza, ni las entrañas. No te amarga lo que piensas, no te endulza lo que sueñas, no te atormenta lo que recuerdas, no te asusta lo que imaginas. Ciérralo todo. Para abrirlo de par en par cuando estés tranquila y preparada. Si no sabes qué hacer, no hagas nada. Cuando lo tengas claro, camina. Sé guía de tus pasos y de tu tiempo. Llegarás sabiendo a dónde, mirando poco atrás, mucho al frente, convencida. Confiada.

sábado, 2 de mayo de 2015

Otras historias interminables

Renunció al teléfono móvil cuando se dio cuenta de que no sonaba más que para despertarle cuando programaba la alarma. Contaba 128 contactos, y en realidad le importaban menos de una decena, y de estos, hacía meses que el nombre no aparecía en la pantalla acompañando la vibración. Era incapaz de amortizar ninguna tarifa plana y nunca entendió los beneficios de estar conectado a Internet 24 horas, si él sólo recibía correos publicitarios y prefería quedarse con la duda o preguntar a alguien antes que buscar la respuesta en enciclopedias especializadas.

Una vez se hizo un perfil en una red social, y a los dos días se había quedado sin ideas para hacerlas trascender ahí. Le gustaba más oír al que cuenta un chiste y verle luchando para no reírse por adelantado que leer 140 caracteres de ingenio. Su trabajo existía sin tecnología y las parejas siempre las recogió en bares, bibliotecas, trenes o reencuentros fortuitos, de esos que hacía tiempo no vivía. Tenía edad para ser casi un nativo digital, pero consideraba que aún no se había inventado nada que simulara mirar a los ojos.

Y así, un viernes noche se vio solo. Y se echó la culpa, por no estar donde está el resto, por no ofrecerse para que le vieran aunque no le buscaran, por no lucirse en escaparates de los que pudieran sacarle.

miércoles, 29 de abril de 2015

Justo antes del futuro

Los títulos de crédito del principio. El olor de un guiso. Poner sábanas limpias. Descorrer los cerrojos de la casa del pueblo. Las miradas que cruzáis previas a por fin atreveros a deciros algo. Quitarte las zapatillas al llegar a casa. Los segundos de silencio antes de que empiece una canción. La primera copa de una noche de verano. El pestañeo que anuncia un despertar. El papel de regalo que envuelve un presente, o recuerda un pasado, o augura un futuro. La cafetera silbando. La página en blanco que precede a tantas frases impresas. Hacer uso del calzador en una zapatería. El despegue del avión. Quitar el plástico que evita que se seque el tabaco. Los maullidos desgarradores de una gata que va a parir. El anuncio de la próxima parada, la tuya. Un amanecer en una tienda de campaña. Un mensaje de texto de un número olvidado. Un instrumento terminando de afinarse. Plantar un esqueje. Andar hacia el mar y que el agua te envuelva los tobillos. La antesala a una exposición. Las cartas de la primera mano. Soltar amarras. El sonido del obturador. Renovar el pasaporte porque lo necesitas. Los primeros tecleos de un cuento. Regular el agua de la ducha. La estrella que se deja ver cuando aún no es de noche. Bajarse del taxi y ver, en su casa, la luz encendida y las cortinas que se mueven. El pitido de inicio en el partido inaugural de un mundial. Apuntar su teléfono. El tintineo del colgador a la puerta de una peluquería. Una prueba de embarazo cuyo resultado sorprende y os hace soñar. Unir las dos primeras piezas de un puzzle de mil. Terminar la cola en un cine. El baile de bodas. El probador de una tienda de ropa. Dejar que el frutero elija la mejor pieza. Un sobre en tu buzón, con tu nombre garabateado a boli y sellos de otro país. Sentarse a la mesa reservada. Llenar el depósito antes de iniciar el viaje. Bajarle los calzoncillos, que desencadene tu sujetador. Pensar una dedicatoria. Las gafas de sol en abril. Liarse un cigarro mientras esperas. El último semáforo en ámbar. El olor a sal cuando quedan cincuenta kilómetros para la costa. Ver la roca donde te vas a sentar cuando des esos últimos pasos hasta la cima. Acariciar su mano y que sus dedos respondan afirmativamente. Ensillar al caballo. Desplegar las fichas en un tablero todavía vacío. Separar las bocas y veros por primera vez tan de cerca.

Promesas.

miércoles, 22 de abril de 2015

Insomnio y otros sabores

Te tienes que levantar pronto, o al menos, a una hora prudente. Pero no puedes dormir, no te dejas dormir, quieres alargar la vigilia, inmortalizar este día de falsa primavera, falsa porque no es como tú quieres. Te fuerzas al insomnio, a este rato de abandono, y que no importe que ahí fuera todo sea oscuro y sean pocos los coches que ronronean por un asfalto tan negro como todo lo que asoma por la ventana. Que no importe que no haya peatones en una ciudad sonámbula. Que no importe que los taxistas se desesperen porque Madrid, un martes noche, ya no es lo que era y los taxímetros son adorno. Que no importe que los autobuses a esta hora sólo sean nocturnos, búhos de metal carmesí o azul publicitario conducidos por un alma que escucha la radio sin saber lo que dicen y se para en semáforos para dejar pasar a nadie. Que no importe que en las ventanas de enfrente no tililen luces, que las persianas estén echadas previendo lo que vendrá en unas horas. Que no importe nada, nada más allá de lo que mantiene activas neuronas rebeldes que se resisten a quedar en stand by para que mañana las vuelvas a encender, un mañana que no anhelas.

lunes, 13 de abril de 2015

Galeano, gracias viejo

Se murió viejito, y vivió con el ímpetu y la rebeldía del que es algo mayor que sólo joven, porque los que son muy jóvenes están demasiado ocupados asimilando lo que les viene.

Se murió viejito, después de haber regalado abrazos que eran palabras, y palabras que eran abrazos. Después de haberle abierto las venas a América Latina para que todos viéramos el poderoso fluir de su densa sangre. Después de haberse plantado ante esos españoles hastiados y decirles, sin ninguna pretensión, él no era así de osado, sólo lúcido, que ese era el camino, pero que aún queda mucho, que lo duro venía luego, y que esa era la verdadera motivación que debía empujarnos. Después de haber dicho tantas cosas, a quien quisiera escucharle y leerle, que es imposible recordarlas todas, y para qué, si él no daba clases, él sólo observaba, compartía y, cuando la ocasión lo merecía, sonreía.

Se murió viejito, porque el uruguayo no muere viejo, muere viejito.

sábado, 11 de abril de 2015

Príncipes sin tiempo

Encontré la foto en un álbum viejo, de esos que quedaron olvidados en tu antiguo cuarto, en casa de tus padres, donde creciste y al que de vez en cuando vuelves a entrar para sentarte en tu cama, mirar esa pared que te calmaba los sueños, fijarte en las marcas que dejaba tu hámster en el rodapiés, repasar las manchas que dejaste con un balón de fútbol que tu madre terminó tirando a la basura sólo porque estaba pinchado, deleitarte con los agujeros que dejaron tantas chinchetas que sujetaban tantos posters, quedarte absorto con los arañazos del parqué, de tanto mover el pupitre para recuperar aquella revista porno que pensabas bien escondida, estancarte en la minicadena que aún funciona pero que hace tiempo que nadie enciende, pasear la vista por los casettes de música que te recuerdan que fuiste testigo del salto a lo digital, del abandono de lo analógico, del paso del tiempo cuando no eras consciente de eso, que pasaba, y no te importaba demasiado, suficiente tenías con un ayer que duraba poco y un mañana que no alcanzabas nunca.

jueves, 9 de abril de 2015

De pueblo

A la policía, en mi entorno urbano habitual, la oigo cuando me avisan sus sirenas. En mi pueblo, la policía te pita al verte, para saludarte, que hace tiempo que no vas. Los policías son los padres de esas chicas tan guapas, son los tíos de tu longevo amigo, son los vecinos que, de servicio, han querido visitar tu casa, tan antigua que es monumento. Los policías en mi pueblo son los que montaron en su coche a tu amiga, sin pensárselo, porque se torció un tobillo y el centro de salud está a un paseo. Son los que te preguntan por ese que se emborrachó tanto y que se juntó con vosotros una noche, no para echaros la bronca, sino para saber si sobrevivió a semejante melopea, con una mueca divertida bajo el uniforme.

martes, 31 de marzo de 2015

Extimidad

Salí de casa bien abrigado, por lo que pudiera pasar. Deambulé un rato, la temperatura era cambiante, en ocasiones me sentía refugiado bajo la lana, en otras me picaba y me hacía sudar. Aquellos con los que me topaba iban igual, manos en los bolsillos, cabeza gacha, el cuello del abrigo levantado, la nariz hundida, las cremalleras tintineando y las botas altas. Sería por el viento, que a veces venía de cara y me hacía frenar, otras me empujaba como si volase. Era yo uno de tantos en la calle. Pero de repente el viento dejó de molestarme, no sentía frío y sí la necesidad de ir liviano. Me quité el abrigo, me senté en un banco. Me quité el jersey y lo puse encima del abrigo, a mi lado. Me desabroché las botas. Me aflojé el cinturón. Terminé arrancándome la camiseta. Los pantalones cayeron a los tobillos. Al poco los calzoncillos y los calcetines tampoco me cubrían. Desnudo, me levanté de nuevo, olvidé el sentido de la propiedad y dejé las prendas que me habían salvaguardado de temporales y otras inclemencias nada climatológicas. Todo lo que había hecho vestido había pasado bastante inadvertido. Lo que hice a partir de ese momento, con mi piel como único escudo, llamó la atención, sin provocar escándalo, o sí, no lo sé, no me importa. Todos hemos visto cuerpos desnudos, para empezar el nuestro. Pero sí que notaba cómo, asombrados y hasta enternecidos, me miraban y seguían con detalle mis pasos, mis carreritas, mis saltos, mis risas, mis tropiezos y sangrados.

viernes, 27 de marzo de 2015

Familia. Amigos. Paula. Pegamento.

Me dijeron una vez que de poco sirve decir lo siento. Si tiras un plato, por mucho que digas lo siento no desharás el hecho de que ahora sean añicos. Arrepentirse no arregla nada, lo único que queda es mejorar, volver a intentarlo, no tirar el plato, manejarlo con cuidado, que la porcelana, aunque parece dura, es frágil. Demostrarte que, para la próxima, ya has aprendido. Y así, plato a plato, ir avanzando.

jueves, 26 de marzo de 2015

120 segundos - Colaboración con Juan Ude, fotógrafo

Mi amigo, el fotógrafo afincado en Nueva York, Juan Ude, se fue a un concierto y vio a una pareja entrando en un fotomatón. Desde fuera, la escena que ofrecían le sugirió tanto como a mí las fotos que les hizo sin que se dieran cuenta, sin que se les viera la cara, sólo la mitad inferior del cuerpo, la que no estaba tapada por la cortina del cubículo. Cómo se movían, como se retorcían mientras el flash iba atrapándoles... he ahí una sinécdoque.

El resultado de esta nueva colaboración, aquí: http://juanude-blog.com/120-seconds/

Siempre es un placer que te pidan colaborar, pero si la escena encima es la que es, el placer torna en vicio, el vicio de rellenar una historia en imágenes a partir de palabras que salen a borbotones.

lunes, 23 de marzo de 2015

Viajes de vuelta

La carretera es larga y nunca es la misma, aunque hayamos salido ya tantas veces del mismo sitio, pensando en un mismo destino. Él conduce y yo a su vera, adelantando cuando toca y dando paso a los que quieren ir más rápido, más rápido, más rápido. Él al volante y yo a la ventana, él mirando al frente, yo a todas partes. Reconocemos lugares por los que ya hemos pasado, pero seguimos descubriendo vistas que siempre estuvieron ahí. Antes pasaron inadvertidas, hoy no, vaya usted a saber por qué. Hoy las desvelamos, y mientras lo hacemos, obviamos otros recovecos, que se desharán de la capa de misterio cuando, en un nuevo viaje, decidamos detener en ellos las pupilas y concentrar en sus rincones nuestras neuronas. El camino es el mismo, el viaje no.

viernes, 20 de marzo de 2015

El oficio de odiar, o el arte de ver eclipses entre nubes

- Si eres un hater, es que te falta bastante de lover.

Esas frases que sueltas sin mucho meditar y resulta que gustan. No porque sean elaboradas. No porque resuman la existencia del ser. Sólo porque puede que sean ciertas, que puse en palabras llanas pensamientos complejos que en realidad no lo son. Lo único que es de verdad complejo es lo que convirtamos en complicado. La sencillez es un arte.

jueves, 12 de marzo de 2015

Meterse entre paréntesis

El tiempo se detiene, aunque corran las agujas de todos los relojes. Nada importa. De dónde vienes es indiferente, sólo merece la pena el destino. Sea de noche, sea de día, tú no eres nadie allí dentro, sólo pasajero de su suerte, de sus miedos y destrezas. Cedes el control de lo que ocurra, confiando. No dominas, no manejas, sólo cabe relajarse, dejarse llevar, hasta donde tú quieras. A eso te reduces, al deseo de arribar a buen puerto, o a uno no tan bueno, tú sabrás.

domingo, 8 de marzo de 2015

Putos ilusos

Escribir sin pensar. Vivir sin ambages.

Te levantas pronto un domingo porque el sábado fue demasiado largo como para vivir su final.

Te levantas y desayunas frente al ordenador, paseando la vista en diagonal por redes sociales y periódicos. Y de repente el café ya no quema. El zumo se vuelve amargo. El pan, duro como una piedra y la mermelada sabe a sangre.

viernes, 6 de marzo de 2015

Mitos y olvidos

Sólo si saltas como Westbrock puedes decorar tu pecho y tu espalda con un orondo cero y saber que siempre sumas, desafiando matemáticas.

Si corres como Bolt podrás posar como un arquero, aún sudoroso, aún recuperando aire, pero siempre sonriendo, sin haber disparado una flecha, siendo tú una, inalcanzable.

Cuando nadas como Mireia tendrás mandíbulas suficientes como para mordisquear pequeños discos de oro.

Un revés a una mano es algo en peligro de extinción, y por ello, y por tantas otras cosas, serás recordado como Federer y tu nombre será sinónimo de estilo.

Dos ruedas son suficientes para dejar boquiabiertos a rivales y enemigos, a amigos y adoradores, a familias y desconocidos, que no entienden como siendo tan pequeño como Márquez puedes ser más grande que una torre de Hércules.

miércoles, 25 de febrero de 2015

In corpore

A mi amiga, por serlo

Llevas tanto tiempo puliendo tu cuerpo que te has convertido en artesana. Tu obra, tú. Tus herramientas, tú. El juez de tus resultados, tú. La sentencia nunca es positiva.

El jurado lo conforman todos, porque todos tenemos un cuerpo, ergo nos creemos dignos de opinar sobre envoltorios ajenos. Así que tu escultura es escrutada por ojos ignorantes que no se cortan a la hora de valorar.

- Te estás obsesionando.
- Eres superficial.
- Lo tuyo ya es paranoia.
- Pero si ya estás muy bien.